El inicio
Un día nos presentamos con los hermanos Silveira al club en Progreso, donde nos plantean la problemática del lugar, abrir como club privado para socios, o bien, un club abierto al público donde se pudiera degustar los mejores platillos del puerto de Progreso.
Sin duda la segunda opción era más complicada, puesto que a menos de 1 km se encuentran al menos 20 restaurantes de mariscos que compiten por la preferencia de los comensales yucatecos que a diario los visitan, y bien, no había mucho que pensar, no solo debíamos posicionar la marca como un restaurante para paladares exigentes sino como un club abierto a las actividades acuáticas y deportivas de la zona.